Deja que la vida te despeine
Últimamente
estoy leyendo mucho sobre la religión Budista. Unos de los principios fundamentales
de esta religión o filosofía son que hay que aceptar todo lo que nos pasa, sin
juzgarlo y el otro es que no hay que tener apego por nada. Lo que se pretende
evitar con todo esto es el sufrimiento.
Diréis,” ¡Pues menuda gilipollez!, ¿No tener apego?
¿Ni incluso a las personas? “.Pues a mí me dio mucho en qué pensar. Desde
que entendí que estamos aquí de paso, que nada es tan importante…me va mucho
mejor, incluso el ¡Gordo ya no viene a verme!
Y es que es
verdad. Estamos llenos de miedos, de sufrimiento, ya sea por una cosa u otra.
Sea porque creemos que nuestra pareja nos va a dejar, no tenemos trabajo o no
podemos adelgazar 5 kg.
Estamos aquí
de paso, la vida es súper corta. Es una cuenta atrás de la que no somos
conscientes, pero es así, es lo único seguro que hay en nuestra vida. ¿La vamos
a malgastar?
La vida con
sus cosas malas y también con sus cosas buenísimas, es maravillosa, o yo por lo
menos lo veo así (también os digo que hasta llegar a este punto de
entendimiento me ha costado muchos llantos, mucho insomnio, muchos rones y que
aún me sigo cagando en la “Hostia puta”). Y cuánto antes nos demos cuenta
mejor.
Vamos a
dejarnos llevar, a aceptar todo lo que nos pasa. Seamos como esa
pluma en el mar que se mueve al son de las olas. Y no me refiero a cosas
fundamentalistas o súper profundas, no, me refiero a cosas del día a día. Que quieres
hacer macarrones porque te súper apetece y justo cuando tienes el agua
hirviendo te das cuenta de que no tienes…pues no pasa naaa, en esa agua te
cueces un huevo y te haces una ensalada. Que resulta que el ordenador se te ha
petado y no puedes ver el nuevo capítulo de Juego de Tronos…pues no pasa naaa,
te pones a leer. Que resulta que hay un chico que te súper encanta y parece que
está interesado por ti…pues no pasa naaa, déjate llevar.
En eso consiste
la clave de la vida, dejar que fluya y que nada influya.
En cuanto al
APEGO, fue clave para mí. Vivimos en una sociedad muy materialista. Lo queremos
todo. Queremos el coche del vecino. Queremos el nuevo Iphone. Queremos que el chico que nos gusta nos quiera. Si se nos pierde el móvil o el
reloj que nos regalaron por Reyes lo pasamos fatal… Incluso el ir a un viaje comprar souvenir para “recordar” y hacer mil fotos también es apego.
Yo empecé a practicar el desapego por
casualidad, cuándo no sabía ni lo que era. En todas mis habitaciones, ya sea la
casa de mis padres, la de mi piso de estudiantes, mi despacho, tenía un corcho
en el que iba colgando recuerdos. Mis cajones estaban llenos de sobres con “chuminás”
de corchos de otros años. Hasta que una Navidad decidí que iba a tirar todo y
no iba a recopilar más mierda, porque “guardar” recuerdos es una recolección de
mierda. O así lo veo yo. Desde ese momento decidí que no iba a tener un corcho
más, no iba a coger ningún recuerdo y lo único que iba a hacer era DISFRUTAR de
esos momentos porque no hay mejor recuerdo que de tener la sensación de que lo has
dado todo.
Otra cosa en
la que he cambiado es el miedo que tenía a que se me estropearan o perdieran
las cosas. Por ejemplo, el año pasado no me fui de vacaciones y me compré un reloj que quería. Pues al principio, ¡me daba hasta miedo sacarlo! no fuera que
se me rallara, rompiera, hasta que me dije “¡Qué
coño, pues si se me ralla, se me rompe…pues es porque lo he disfrutado
muchísimo!”.
Pues lo
mismo pasa con las personas, porque igual que todo en esta vida, están de paso
en la nuestra. Hay que querer, pero no apegarse.
Pensaréis, “Menuda puta chapa que nos está dando esta”,
“Mejor habla de chicos”… Pero es que ahora mismo me siento taaaaaaaaaaaaaan
bien (y eso no quiere decir que no me pasen cosas malas, bueno, cosas malas no,
que no las tenía previstas) que quiero compartir mi “SABIDURÍA” con vosotros. “Sabiduría”
que he aprendido a base de palos, todo hay que decirlo. ;D
Lo que os
quiero decir con todo esto es que nos tenemos que dejar llevar. Que al final de
nuestros días hayamos dado tantos tumbos (como la pluma), hayamos fluido tanto
que cuándo nos vea San Pedro o Satán o quien sea, nos pregunte: ¿Cómo vienes con estos pelos? Y le
contestemos: “Disculpa, es que he tenido
una vida muy intensa”.
Besis y
amapolas para tod@s!
PD: La vida
es cómo el sexo, solo tienes que relajarte y disfrutar.
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