Mundo de Ciegos
¿Te preguntaras cómo hemos llegado hasta aquí? Sí, sabes de lo que te hablo.
Cómo hemos llegado a este punto, de estar interconectados por el calor de un cruce de miradas en plena calle, a solo tener ojos para una pantalla de aluminiosilicato, que en algunos casos hasta llega a hablarte con más sentido que algunas personas, por eso llego a entender la paradoja.
Incluso habrá gente que estará leyendo este blog y no habrá vivido esa experiencia, y yo os la voy a contar.
Hubo una época en la que cruzarte con otra persona de diferente género o del mismo, podría ser sinónimo de una futura relación, en raros casos, de una ilusión, en la mayoría, o incluso de una obsesión, no entremos a valorar en cuantas ocasiones... . Pero el mero hecho de levantar la mirada y cruzarte con aquellos ojos, los cuales podías aguantar desafiante, y retabas hasta que vuestro destino terminase por separaros, o una pequeña sonrisa encendía o apagaba aquella llama. En otros casos simplemente en un acto de valor y cobardía, levantabas tu mirada a la vez que la escondías a cual avestruz hundiendo su cabeza en la tierra.
Fue una época en la que el ego se alimentaba de tú a tú. La gente se sentaba en una terraza y hablaban mirándose a los ojos, como sinónimo de respeto.
Pero por desgracia los tiempos han cambiado y eso nos lleva al punto donde estamos ahora, ese punto en el cual, los cruces de miradas están en peligro de extinción. El valor hoy en día de tener, conseguir o lograr una relación se basa en la mayoría de los casos de la capacidad de desenvolverse en las redes sociales, porque sí, porque nos gusta más sonreír a una pantalla que a una persona, porque el mundo va tan deprisa, que apenas vemos lo que sucede a nuestro alrededor, por miedo a perdernos una publicación en Facebook o Instagram.
Porque la sociedad de hoy nos roba nuestra autoestima, y solo somos capaces de recuperarla a base de me gustas, o corazoncitos, sin llegar a pensar que hay gente que pulsa esas opciones por inercia, no por sentimiento, o en la mayoría de los casos por un mero hecho de mercadeo social, tú me das yo te doy, y al revés.
Yo no puedo negar lo evidente, y atrapado en este tiempo nuevo, soy un adicto más de las pantallas táctiles, pero dentro de mi sigue ese alma algo melancólico y algo bohemio que sigue esperando cruzarse con tus ojos algún día....
Fdo: Con R de Rumba.
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